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Martí: contra el caudillismo (página 2)




Enviado por Mario J. Viera



Partes: 1, 2

Fue entonces que Marti recibe por intermedio del
edecán del dictador la orden firmada por el propio Guzman
Blanco de abandonar el pais por "inmiscuirse en sus asuntos
internos". La excusa de la soberania nacional es el socorrido
expediente por el cual buscan esquivar las críticas de los
hombres libres los tiranos, devenidos por sus secuaces en la
misma personificación de la nación.

De este modo, Jose Marti, tuvo su segunda experiencia
desagradable sobre los espadones de America, de hombres que una
vez se cubrieron con los laureles del servicio
prestado a sus patrias y que, mas tarde, extraviados en sus
ansias de poder y por
esa paranoia mesianica que nunca falta en la psiquis del
caudillo, llegan a convertirse en carceleros de sus propios
pueblos.

Esta doble experiencia que vivio con Porfirio Diaz
y con Guzman Blanco la tiene presente cuando, años
despues, saluda con entusiasmo la visita a New York del general
chino Li In Tu con la frase que estampó en una de sus
cronicas para el diario La Nacion
diciendo de él :"no peregrinó en el ocio, como
tanto espadon de nuestra raza, que creen que el haber sido
hombres una vez, defendiendo a la patria le autoriza a dejar de
serlos, viviendo de ella
"– para cerrar el comentario con
una fuerte exclamacion– "¡La libertad tiene
sus bandidos
!".

Cuando Marti habla sobre los caudillos y menciona el
tema de los bandidos de la libertad tiene presente un fenomeno
que muchas veces se repitiera en las republicas de la America
hispana. Hay un temor fundado en Marti; y ese temor estará
presente en sus futuros trabajos dedicados a organizar la
revolución. Del conocimiento
de que el caudillismo
regionalista frustó la guerra de los
Diez Años en el Pacto vergonzoso del Zanjón venia
su preocupacion de evitar que los nuevos caudillos de la "guerra
justa" frustraran el empeño.

Esta prevencion
martiana se expone de manera muy clara en un documento que, muy
bien pudiera calificarse como el credo
anticaudillista del Apostol. Se trata de la carta que con
fecha 20 de octubre de 1884 le dirigiera al Generalisimo Maximo
Gomez. En esta carta, cuya
redaccion el propio Marti declara debió "dejarla reposar,
para que (…) no fuera resultado de una ofuscacion pasajera…"
expone a Gomez sus principios
civilistas en fuerte oposicion a las concepciones de dos de los
mas grandes caudillos de la Guerra Grande, Gomez y
Maceo.

Para el joven, sin historia guerrera, apenas
conocido dentro de un pequeño grupo de
exiliados cubanos en Estados Unidos,
la guerra a la que habria que llegar en renovacion de los
esfuerzos frustrados del 68, "mera forma del espiritu de
independencia"
tendria que organizarse de
manera que los principios de las libertades publicas quedaran
garantizados a priori. Frente a los dos gloriosos generales Marti
se opone a cualquier concesion militarista que llevara al pais,
luego de alcanzada la victoria por las armas "a un
regimen de despotismo personal"

como el de Diaz en Mexico, el de Francia en
Paraguay o el
de Guzman Blanco en Venezuela.

El poder de los caudillos victoriosos en una guerra por
la patria impondria un despotismo vergonzoso y funesto que seria
muy dificil "de desarraigar porque vendria excusado por
algunas virtudes, establecido por la idea encarnada en él,
y legitimado por el triunfo
". La experiencia cubana extraida
de su mas reciente historia politica confirma esta aprension del
Apostol.

No, le dice a Gomez, "un pueblo no se funda,
General, como se manda un campamento"
y la guerra de un
pueblo por su liberacion politica no puede ser "la intencion,
bruscamente expresada a cada paso, o mal disimulada, de hacer
servir todos los recursos de fe y
de guerra que levanten el espiritu a los propositos cautelosos y
personales de los jefes justamente afamados que se presenten a
capitanear la guerra…"
Y esto lo decia Marti en la carta
dirigida a Maximo Gomez un jefe, junto al General Antonio Maceo,
"justamente afamado" por los años de combates furiosos y
sangrientos en los que participara durante la guerra iniciada por
Carlos Manuel de Cespedes, el 10 de octubre de 1868.

Marti conocio la experiencia de Mexico, caido bajo el
poder de un caudillo como Dn Porfirio Diaz, un hombre que
demostro su heroismo en Puebla frente a las tropas de Napoleon el
Pequeño, y se niega a colaborar en el proposito
caudillista que se manifestaba en Gomez y alcanzaba mayor
relevancia en Maceo. Marti queria cerrarle el paso a "los
caudillos valientes y afortunados que con el latigo en la mano y
la espuela en el tacon se disponen a llevar la guerra a un pueblo
para enseñorearse despues en él
".

Esta es una idea reiterativa en el pensamiento
martiano. Años más tarde, en Tampa, en el discurso que
pronuncia en el Liceo y que inicia con la famosa frase: "Para
Cuba que
sufre, la primera palabra
", deja bien claro su negativa a
aceptar el "peligro grave de seguir a ciegas, en nombre de la
libertad, a los que se valen del anhelo de ella, para desviarla
en beneficio propio".

El pueblo cubano en 1959 se dejo arrastrar por el
espejismo de un mesias liberador que le prometia un nuevo mundo
de esperanza. No hubo una vision social que previera el peligro.
Castro se valdria del anhelo de libertad y de progreso de los
cubanos para instaurar un regimen politico oprobioso, personal y
continuista, negador de todos los conceptos martianos en los que
se decia fundado el movimiento
terrorista de Fidel Castro.
La idea de la libertad sirvio para que Castro desviara la
revolucion popular en beneficio propio.

Marti ha ganado una gran experiencia politica. No es un
politico pero se ha interesado por la politica porque se
preparaba para la fundacion de una nueva republica, que, en su
origen no cayera en los mismos trastornos de las republicas
hispanoamericanas, sus errores de ajuste. La presencia del
caudillo es una sombra ominosa cerniendose sobre los pueblos
recien despertados al ejercicio de si mismos y Marti quiere
suprimir de raiz y de inicio ese peligro. Estados Unidos se ha
convertido en el laboratorio
sociologico del poeta, y aunque se muestra suspicaz
ante las intenciones ocultas o disimuladas de los politicos de
ese pais, Marti ha extraido de la praxis
políticosocial norteamericana un valioso caudal de
experiencias. La democracia en
acción
le aportaria la claridad de pensamiento que necesitaba para darle
forma a lo que su intuicion le dictaba.

Por eso una y otra vez clamará en contra del
caudillismo y siempre a favor del civilismo. No quiere que se
erija "a la boca del continente, de la republica
(¿se estaría refiriendo a los Estados Unidos?)
la mayordomia espantada de Veintimilla, o la hacienda
sangrienta de Rosas, o el
Paraguay lugubre de Francia
". Todo su esfuerzo lo dedicaria
a impedir que los heroes de la Guerra se transformaran luego en
caudillos imprescindibles una vez alcanzado el triunfo de las
armas. Las ideas que inspiran a la revolucion no podrian luego
ser usadas por algunos jefes para su propia Gloria o beneficio
personal, "… porque tal como es admirable– le
dice a Gomez- el que da suvida por servir a una gran idea, es
abominable el que se vale de una gran idea para servir a sus
esperanzas personales de Gloria o poder".

Cuando se analiza la obra de Jose Marti no se escapa lo
que es el nucleo central de todo su credo politico social. Marti
es un liberal, un etico que se alimenta de las tesis de los
trascendentalistas, Emerson, Thoreau y Whitman y sobre todo, y
por todo eso, un civilista intransigente. Puede admirar a heroes
como Gomez, Maceo, Agramonte, expresa su amistad por el
general Flor Crombet y es elogioso para Maximo Gomez y sin
embargo se niega a aceptar que los hombres de armas no sean
sujetados al poder civil. La Revolucion se hara por metodos
militares pero con espíritu republicano, la patria no es
peana ni pedestal de nadie, es altar, es ara de sacrificio donde
se deben inmolar los intereses egoistas y reconocimiento de todas
las virtudes, el Nombre se pone a un lado.

Cuan distante esta el ideario martiano del engendro
social que la elite de poder castrista ha impuesto en Cuba.
Castro ha devenido de libertador en inamovible lider, en jefe
maximo del estado y del
gobierno y en la
maxima representacion en si mismo del concepto patria.
Castro es al mismo tiempo Rosas y
Guzman Blanco, Veintimilla y Francia, un caudillo mediocre que
por la cobardia de los muchos y la complicidad de un grupo de
aduladores ha remedado las poses de un Augusto Cesar y le ha
hecho creer a los ignorantes, descuidados e intelectuales
romanticos que es un hombre excepcional y no lo que realmente es,
un vulgar espadon latinoamericano y un caudillo de horca y
cuchillo sin inhibiciones morales algunas.

Trabaja incansablemente para imponer por conviccion su
concepto civilista de la

Revolucion. La guerra (que presenta en antitesis con dos
rotundas octometros) "que no es lícito desear, ni
possible impedir"
no es obra personal ni de agrupacion
victoriosa. En carta abierta a Enrique Collazo (New York, 13 de
enero de 1892) reafirma su conviccion cuando escribe:
"Echemos atras, Sr. Collazo, las guerras de
persona, o de
corrillo imperial y desdeñoso o de casta cegata y
empedernida; y echemos, Sr. Collazo, adelante las guerras
públicas y generosas.

Entonces culmina la idea con una declaracion de fe:
¡Pues si para algo vivo es para impedir, caso de que
tal peligro hubiese, que cayera sobre Cuba una Guerra que no
fuere, desde su raiz hasta su fin, y en métodos
como en propósitos, para el bien igual y durable de todos
los cubanos
!".

Conociendo estos conceptos martianos, no es possible
aceptar que el llamado "Comandante en Jefe" merezca el titulo que
un poeta comunista y adulador le confiriera de "retoño
martiano". La revolucion de Castro no ha sido otra cosa que una
de corrillo imperial y desdeñoso y de una casta
de oportunistas cegatos y empedernidos.

El rechazo al caudillismo, en Marti, es casi estoico y
profundamente etico. En el discurso que pronuncia el 17 de
febrero de 1892 en Hardman Hall, New York, conocido como la
Oracion de Tampa y Cayo Hueso, Marti proclama su
aborrecimiento al caudillismo al estilo de Rosas, Francia o
Castro: "¡y no sé si vale la pena de vivir,
después de que el pais donde se nació decida darse
un amo!"

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El studio de las sociedades
hispanoamericanas le aporta a Marti las bases de lo que
pudieramos denominar, para usar un termino facil, su ideologia
civilista. Un mundo nuevo require ideas nuevas; cada pueblo ha de
gobernarse segun sus caracteristicas, sin copiar la experiencia
ajena o de otras latitudes. Los elementos propios de cada pueblo,
son para Jose Marti valores
politicos, idea que redondea en su cronica escrita en enero de
1891, "Nuestra America". La tirania, el poder de los
caudillos es el resultado de este desconocimiento y es por eso
que el Apostol se prepara a cortar de inicio el peligro del
caudillismo.

"Las republicas- escribe en Nuestra America-
han pagado en las tiranias su incapacidad para conocer los
elementos verdaderos del pais, derivar de ellos la forma de
gobierno y gobernar con ellos"

En el plan martiano, la
republica de Cuba no pagaria la cuota de martirio de las tiranias
pues el PRC y él mismo conocian los elementos propios del
pais y uno de ellos, herencia
hispanica, la propension al caudillaje. Para mal de Cuba Marti
murio en los primeros meses de la Guerra de Independencia, la
Guerra iniciada por el fue cayendo dentro de lo que alguien ha
denominado cansancio historico y se aproximaba a lo que
parecia ser un Nuevo Pacto del Zanjon, dadas las contradicciones
surgidas dentro del campo independentista, el estancamiento de la
Guerra con Maceo muerto y Gomez sin poder salirse de Las Villas ;
la fuerza
politica que iba ganando en las ciudades el Partido Autonomista y
finalmente la intromision norteamericana en la Guerra
hispano/cubana que traería como resultado la rendicion de
España,
el gobierno provisional yanqui, el Pacto de Paris que excluyo del
mismo a los representantes del Ejército libertador. Todos
estos factores que no hubiera podido prever Marti lastraron la
nueva Republica ya de si lastrada con el apendice impuesto en su
primer Constitucion, la Enmienda Platt, y la arena
politica de las primeras decadas de casi-independencia se
caracterizo por la presencia de los caudillos provenientes de las
filas del mambisado y Cuba tuvo que pagar en las tiranias su
ignorancia politica y a desidia civilista de sus ciudadanos,
primero la del General Gerardo Machado, official de la Guerra de
Independencia, despues la del General Fulgencio Batista, official
surgido de la revolucion del 4 de septiembre de 1933 y, por
ultimo, la decadente dictadura
comunista del Comandante Fidel Castro, caudillo de la revolucion
de finales de la decada de los años 50.

Marti, indudablemente fue un estudioso de la historia de
las republicas de la que el llamaba Nuestra America. De este modo
podia mostrar como ejemplo de caudillos de caracter dictatoriales
a Juan Manuel Rosas y a Francia, este último muy
significativo en lo que al pensamiento social de Marti se
refiere.

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El llamado Supremo implantó en el
Paraguay una sangrienta dictadura inspirada en el jacobinismo y
en las ideas socialistas de Babeuf. Francia, quien a si mismo se
consideraba un revolucionario establecio un sistema de
socialismo de
estado que sumio en la mayor miseria al Paraguay pero que le
permitio contar con un fuerte apoyo entre las capas mas
empobrecidas e incultas del pais. Nacionalizo las tierras de los
grandes propietarios y de la Iglesia y las
entrego en arriendo a campesinos menesterosos. Por esta razon,
alguien en Cuba, uno de los ideologos del Comite Central,
considero que Marti habia sido injusto en su juicio sobre el
revolucionario dictador, al que un congreso genuflexo le
confirio en 1820 de por vida el titulo de Supremo
Dictador.
Como todo revolucionario mesianico,
Francia reprimio la opinion libre y la disidencia politica.
Francia fue un ejemplar antecedente del socialismo
hispanoamericano y un elemento historico que, muy probalblemente,
sirviera para conformar la oposicion martiana al sociallismo y a
las ideas de Carlos Marx. Es
que para Marti existen dos formas de caudillismo, el personal y
el colectivo.

El comunismo ya iba
dando señales
de vida en la epoca en que Marti organizaba la Guerra imposible
de evitar. En el Sur de la Florida, dentro de las comunidades de
Emigrados cubanos, ya comenzaban a manifestarse los
marxistas…"Otros hablen de odios y de
castas
…". En esta expression de Jose Marti hay una
clara treferencia a los socialistas entre los que se destaca
Baliño. En Patria del 14 de marzo de 1892, Marti
escribe: "…si hubiese la Guerra de ser el predominio
de una entidad cualquiera de nuestra poblacion, con merma y
desasosiego de las demás, y no el modo de ajustar en el
respeto comun las
preocupaciones de la susceptibilidad y las de la
arrogancia,–como parricidas se habria de acusar a los que
fomentaran y aconsejaran la Guerra";
y mas adelanta
afirma:"El patriotismo es un deber santo, cuando se lucha por
poner la patria en condición de que vivan en ella mas
felices los hombres".

Los comunistas cuya filosofia
proclaman como cientifica e infalibe se consideran a si
mismos como maximos dirigentes de la sociedad y de
la clase
obrera
. Son los portadores de la verdad absoluta y rechazan
cualquier otra fuerza social que les pueda discutir su
predominio. El Partido se coloca por encima de la sociedad. Asi,
en el Articulo 5 de la Constitucion de 1992 se establece: "El
Partido Comunista de Cuba, martiano y marxista-leninista,
vanguardia
organizada de la nacion cubana, es la fuerza dirigente superior
de la sociedad y del Estado…"
(Subrayados del autor).
Aunque autodenominadose martiano, el Partido Comunista de Cuba es
lo contrario del concepto de partido expuesto por Marti.
Coincidencia de articulado, en el Articulo 5 de las Bases del
Partido Revolucionario Cubano se precisa claramente: "El
Partido Revolucionario Cubano no tiene por objeto llevar a Cuba
una agrupacion victoriosa que considere la Isla como su presa y
dominio, sino
preparer, con cuantos medios
eficaces le permita la libertad del extrajero, la guerra que se
ha de hacer para el decoroy bien de todos los cubanos, y entregar
a todo el pais la patria libre"
(subrayados del
autor).

Marti fue firme en su posicion civilista, aun frente a
heroes de la talla del General Antonio Maceo, el caudillo
oriental mas reconocido y el brazo derecho del Generalisimo
Maximo Gomez. Maceo, hombre de armas, independista inclaudicable,
ultimo de los oficiales de la Guerra grande que rinde sus armas
luego de un frustrado intento de continuar la guerra tras su
vibrante negativa a aceptar la paz del Zanjon en la que se
denomino Protesta de Baragua, se oponia firmemente a
cualquier tipo de control civil en
la conduccion de la guerra .

Marti y Maceo chocan en sus conceptos sobre los metodos
de hacer la Guerra. Poco

antes, apenas dos semanas antes del desenlace de Dos
Rios, entre
los dos patriotas se produce la inevitable confrontacion. Hay
alusiones al caracter caudillista de Maceo en el diario de
campaña de Jose Marti. En la nota correspondiente al 5 de
mayo, el Apostol escribe, describiendo la llegada del General
Antonio al campamenteo: "De pronto, unos jinetes. Maceo, en
un caballo dorado, en traje de holanda gris: ya tiene plata la
silla, airosa y con estrellas"
(subrayado del
autor)..

La discrepancia entre ambos se entreve en las ultimas
notas de Marti, previas a la reunion que debian celebrar en el
Ingenio "La Mejorana" con el proposito de ajustar los planes para
la campaña:"… Maceo tiene otro pensamiento de
gobierno (…) Nos vamos a un cuarto a hablar. No puedo
desenredarle a Maceo la conversación (…) Y me
habla, cortándome las palabras, como si fuese yo la
continuación del gobierno leguleyo, y su representante. Lo
veo herido (…) por su reduccion a Flor
(Crombet)
en el encargo de la expedición, y gasto de sus
dineros. Insisto en deponerme ante los representantes que se
reunan a elegir gobierno. No quiere que cada jefe de operaciones mande
el suyo, nacido de su fuerza: él mandará los cuatro
de Oriente: "dentro de 15 dias estarán con Vds.-y
serán gentes que no me las pueda enredar el doctor
Marti".- En la mesa (…) vuélvese al asunto: me
hiere y me repugna: comprendo que he de sacudir el cargo con que
se me intenta marcar, de defensor ciudadanesco de las trabas
hostiles al movimiento militar. Mantengo, rudo: el Ejercito,
libre,_y el pais, como pais y con toda su dignidad
representado. Muestro mi descontento de semejante indiscreta y
forzada conversacion, a mesa abierta, en la prisa de Maceo por
partir (…) Allí, cerca, están sus fuerzas:
pero no nos lleva a verlas…".

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No es proposito de este trabajo
disminuir la figura gigante del Titan de Bronce, por lo que aqui
se cita. Simplemente se expone lo que constituyó el
profundo civilismo martiano. La posicion de Marti no era nada
facil frente a la figura aureolada de glorias guerreras de
Antonio Maceo. El no podia presenter mas historial que el de sus
muchos años consagrados a la reorganizacion de la
revolucion y los hombres rudos de la Guerra del 68 eran de por si
desconfiados de los hombres de letras y de los civiles en general
a los que podian considerar como intusos e impertinentes en los
asuntos militares. Maceo guardaba una profunda suspicacia ante
los civiles y ante un gobierno de corte civil. El fracaso de la
Asamblea de la ultima Guerra heria profundamente al caracter
energico del guerrero oriental. No queria trabas para el Ejercito
como las tantas que en la pasada campaña le habian
impuesto.

Marti por su parte, se oponia a que el poder militar
quedara en solo eso: un poder marcial que pusiera en peligro el
civilismo de la Republica que queria fundar sin los peligros de
ajustes por los que tuvieron que transitar las republicas
hispanoamericanas una vez alcanzada la independencia politica.
Fue un crimen contra la historia la decision de Gomez de destruir
las notas del 6 de mayo del Diario de Jose Marti en las que este
enjuiciaba los resultados de la Reunion de La Mejorana en la que
participaron el, Maceo y Gomez.

Ninguna agrupacion puede reclamar propiedad
sobre la patria, que no es de nadie… "y si es de
alguien, sera, y esto solo en espiritu, de quien la sirva con
mayor desprendimiento e inteligencia"
(4).
Este concepto lo reafirma en El Juramento de los
heroes",
aquel discurso que pronunciara el 10 de octubre de
1889 en Hartman Hall, cinco años despues de haber expuesto
su airado civilismo frente al autoritarismo de Gomez y a ocho de
su salida de Venezuela por ordenes del dictador Guzman Blanco:
"La patria es dicha de todos y dolor de todos y cielo para
todos, y no feudo ni capellania de nadie".

Observese que este concepto que asocia el caudillismo
con feudo y capellania, hacienda y
mayordomia
es reiterativo en el pensamiento de
Marti; para él el objetivo no
era solo alcanzar la independencia politica; no era solo asegurar
la soberania nacional lo que se pretendia culminar con la
revolucion; esto no era mas que un aspecto secundario o la
condicion basica, el fundamento, para consolidar el fin supremo:
la libertad individual, el reconocimiento de los derechos ciudadanos, la paz
social, la equidad que a
cada cual reconoce sus derechos y no niega la defensa de los
intereses individuales. La Patria, sí, para Marti, es de
todos y no propiedad privada de una sola clase de sus
hijos.

El Partido Revolucionario Cubano no tiene nada en comun
con el partido de los comunistas de Fidel Castro que se ha
convertido en amo de la patria. En un articulo publicado en el
periodico Patria el 6 de agosto de 1892 con el titulo
Las expediciones y la Revolucion, Marti define muy
claramente el caracter no caudillista del PRC: "Para librar
al pais de lo imprevisto se fundó el Partido
Revolucionario Cubano; para someter la aspiracion patriotica el
bien y voluntad del pais, y no para ponerse, so pretexto de
gloria, encima del pais".
Y finaliza el articulo con estas
frases: "Para la patrianos levantamos. Es un crimen
levantarse sobre ella".

Cuando se comprende el apostolado civico de Marti, no
sorprende la admiracion que profesara por George Washington, el
caudillo que entregó su espada a la Republica una vez
alcanzado el triunfo de sus armas y se nego a ejercer un gobierno
vitalicio cuando sus compatriotas lo quisieron elegir para un
tercer mandato presidencial; como tampoco puede sorprender las
palabras con las cuales hace referencia al General dominicano
Luperón cuando dijo: "Es mucho más grande que
un tirano el que no ha querido serlo. La luz de la
libertad lo viste. El amor de un
pueblo lo acompaña".
Este es el modelo que
queria Marti en los caudillos de la Guerra de independencia: que
supieran deponer su gloria ante los pies de la patria
agradecida.

Triste le resultaria a Marti, en su concepto de dignidad
ciudadana, "la escena amarga de un pueblo que se fia a un
voceador espasmódico"
o a un dueño disimulado.
Es tanta la confianza que Marti deposita en la altivez del cubano
para negarse a darse un amo o para resistirlo por mucho tiempo
que escribe, con la emocion que lo caracteriza cuando se refiere
a la dignidad cubana: "Para zares no es nuestra sangre". La
verdad de esta afirmacion martiana no ha sido refutada por la
historia nacional: somos muchas veces politicamente candidos y
nos dejamos engatuzar por las palabras del primer demagogo que se
nos presente prometiendonos los cielos; otras veces estoicos,
soportando los abusos de los poderosos; pero el cubano tiene un
caracter levantisco y un dia se cansa del caudillo que
antes encumbrara y lo arroja a un lado como se desecha un objeto
inservible. Realmente nuestra sangre, aunque no rechaza la
fantasia de los caudillos, es, sin embargo, incompatible con la
del siervo inclinado ante un zar.

El caudillo es el macho fuerte de las sociedades
mujeriles, es la representacion viviente de la reminiscencia del
culto falico dentro de la libide social, es la exaltacion hasta
la apoteosis de la
personalidad de un conductor a quien se ve como el
redentor de toda la nacion. Hay tanto de mesianismo en
el concepto de caudillismo. Por esta razón Marti rechazo
airadamente los personalismos y responde vivamente cuando alguien
pretendio presentarle como la persona clave de la revolucion
cubana: "Pero ese Marti de quien se habla ha consagrado
precisamente su vida (…) a impedir que se trastorne a
Cuba, sin fuerza ni fundamento, con expediciones personales
temibles e infructuosas (…). La idea de la persona
redentora_
sentencia con esa sintesis
apotegmica que caracteriza a su retorica_ es de otro mundo y
edades, no de un pueblo critico y complejo".

Para el Apostol, el Partido Revolucionario Cubano es
"la union de pensamiento y voluntad de todas las organizaciones
cubanas y puertorriqueñas del destierro (…) _ No es
la cabeza imperante inamovible, de cuyo capricho y
alucinación depende el sacudimiento y llamada a muerte del
pais en que nació; sino un comisionado de su pueblo, con
los deberes y las restricciones que a su pueblo le plugo
fijar…".
No es cierto que el PRC fundado por Marti
con los clubes de exiliados cubanos sea el antecedente del
Partido Comunista de Cuba, que es hoy la cabeza "imperante e
inamovible"
de la politica cubana, como se desprende del ya
citado Articulo 5 de la vigente Constitucion del Estado
socialista cubano.

El caudillismo, bajo el concepto martiano, ni siquiera
es admissible bajo la forma de una direccion colegiada, y en eso
radicó la grandeza del PRC en que "para fundar una
republica, ha empezado con la Republica".

A Cuba no se llevaria la Guerra de una persona, a Cuba
se llevaria la idea republicana, la del civilismo, la del respeto
por todos los derechos, y asi lo deja nitidamente expresado Jose
Marti en Patria del primero de abril de 1893: "Es
una idea lo que hay que llevar a Cuba no una persona. No es Marti
el que va a desembarcar: es la union magnifica de las
emigraciones (…) es el reconocimiento cordial, en la vida
politica, de los meritos y derechos de todos los cubanos, sin mas
grados ni diferencias que los de su virtud y los de su utilidad para la
patria_ (…) No es Marti quien va a embarcarse, es eso lo
que se embarcó y ha llegado ya a Cuba. ¡Barrimos la
Persona! ¡Servimos a la patria!".

El rechazo al caudillismo no implica el desconocimiento
del hombre necesario para cada momento historico, para una
situacion de crisis, para
un instante determinado.

Ese hombre que es uno hoy y que puede mañana
puede ser otro: "Si aplaudimos a un heroe_ asegura Marti_, la
passion por la libertad es lo que aplaudimos (…).Aqui
el hombre no
tiene nada que hacer. Hoy es uno y mañana es otro. La
Persona hemos puesto de lado: ¡Bendita sea la
patria!".

Por su inquebrantable defensa de los principios
civilistas que debian animar a la revolucion, Marti fue criticado
por algunos emigrados. Sin embargo las criticas no lo desaniman,
el no se sentia un caudillo. En carta a Maximo Gomez fechada en
Noviembre de 1893 expone: "No es mi nombre, miserable paveza
en el mundo lo que quiero salvar: sino mi patria. No hare lo que
me sirva, sino lo que la sirva. Ni siquiera me ofenden el
desconocimiento e injusticia que encuentro en mi
camino".

Cuantas veces reiterará Marti el rechazo a la
pretension de hacer de todo un pueblo el escabel, la peana o el
pedestal de uno solo de sus hijos: "Lo sagrado es el
pais"_
afirma y luego culmina esta aseveracion, tantas veces
expresada en su obra escrita: "Un pueblo no es peana del
hombre que sobre la hecatombe de él quiera, ante los
siglos futuros, codearse con las glorias pomposas de la historia
de nuestro mundo".
Profesia parece que encierran estas
palabras. Es como si Marti hubiera escrito un oraculo para el
futuro nacional que solo tendria sentido con la llegada al poder
de Fidel Castro y su hueste agreste de guerrilleros serranos.
Desde la profundidad de la historia Marti ya estaba condenando a
Castro, el ambicioso que sobre la hecatombe del pueblo cubano ha
querido semejarse a las pompas de Napoleon, Cesar o
Alejandro.

Lo sagrado, si, es el pais, lo unico que important son
los pueblos, esos que estan formados por las voluntades de todos
los individuos que en ellos se agrupan y no pueden, o no deben
ser sometidos a la condicion del rebaño o la manada. En
Patria del 11 de junio de 1892, Marti hace patente su
desprecio por los caudillos con las siguientes palabras:
"¡(…) los pueblos no son como las manchas de
ganado donde un buey lleva el cencerro y los demás lo
siguen
!"; o con estas : "Un pueblo no es juguete heroico
para que un redentor poetico juegue con él; sino nuestras
mismas entrañas que no se han de poner detras del carro de
nadie, ni de pie de estatua de nadie, sino en lo mas tierno de
nuestro pecho a calentarle la vida".

El caudillo se cree que es el unico dotado de la verdad
y acallará la opinion ajena o, como Rosas, obligará
a todos a usar la escarapela roja como simbolo de lealtad y de
fidelidad al caudillo. La fuerza impone el silencio; el temor a
la repression obliga a la hipocresia, y Marti arremete tambien
contra el caudillo por sus efectos secundarios: "¡Oh,
no
!"_ exclama en Steck Hall el 24 de enero de 1880_
"¡No es hombre honrado el que desee para su pueblo una
generacion de hipocritas y egoistas!".

Los hombres no deben ser educados ni "con el
ceño airado, ni con la innoble fusta levantada"
tal
como se les imponen los tiranos. He aqui otra condena del Apostol
al caudillismo por sus efectos indirectos sobre el caracter de
los ciudadanos: "(…) mal puede luego alzarse a hombre
el que se educa como a siervo misere".

Marti no fue un ideologo, sino un hombre de firmes
convicciones éticas. Habia bebido del manantial de los
filosofos trascendentalista del Siglo XIX norteamericano:
Whithman, Thoreau y Emerson. Estudió las corrientes
politicas, filosoficas y economicas de su tiempo y
desarrolló un ideario que lo acercaba por su eclepticismo
A todas las escuelas y, al mismo tiempo, lo distanciaba de todas
ellas. La sangre valenciana que corria por sus venas lo hacian
apasionado y vehemente, y la parte que le correspondia de la
sangre canaria le dieron su constancia y su inagotable entrega al
trabajo; fue un hombre práctico, un idealista y un poeta,
todo al mismo tiempo, confundido dentro de una personalidad
que le hacia resaltar sobre muchas de las figures de su epoca. Y
esa personalidad suya no puede ser abarcada mostrando una sola
faceta de la misma; presentarlo como si se tratara de un agitador
de barricadas, o como un "convencido" antinorteamericano o como
un caudillo es, sencillamente rebajarlo, ni santo, ni heroe ni
fanatico politico: Marti fue un hombre; solo eso, un hombre de su
tiempo.

Si quieren la Oficina del
Programa
Martiano, sus Seminarios de Estudios Martianos, el Centro de
Estudios Martianos y el Partido Comunista de Cuba que controla a
estos organismos, presentarlo con la imagen que major
convenga a una ideologia, pueden hacerlo; pero no mostraran al
Marti verdadero, al hombre complejo que fue, al liberal que
rechaza al marxismo y a
todas las sectas socialistas nacidas en la vieja Europa. Si
quieren presentarlo como el precursor de una revolucion muy
diferente en metodos y objetivos a la
que él intento organizar, pueden hacerlo, pero ese que
estaran mostrando nunca sera Jose Marti, el Apostol, el hombre
que antepuso el civilismo al militarismo aun cuando estaba
organizando una Guerra, que opuso el republicanismo al
caudillismo aunque hubiera invitado a los viejos caudillos de 68
a unirse a la gran obra que fuera el mayor anhelo de su vida
sufrida y breve.

Marti, su personalidad y su obra, debe ser estudiado en
toda su universalidad. Su obra no puede estudiarse solo en lo
que, de cierta manera, pudiera justificar el pretendido
continuismo historico que se inicia en 1868 y se extiende hasta
el llamado a "salvar la patria, la revolucion y el
socialismo"
frente a supuestas amenazas y agresiones del
Coloso del Norte. Solo estudiandole en toda su ecleptica
personalidad, las enseñanzas del Apostol fructificarian en
la tierra a la
cual consagró sus estudios, su trabajo, su propia
vida.

NOTAS

(1) Fernadez Retamar, Roberto "Semblanza biografica
y cronologia minima"

Centro de Estudios Martianos, La Hab. 1990

(2) Mañach, Jorge Marti el Apostol

  • (3) ibidem

(4) Marti, Jose Carta al Gral. Maximo Gomez, New York,
20 de Oct de 1884.

 

 

 

 

Autor:

Mario J. Viera

Monografias.com

Partes: 1, 2
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